Deseo de Cartel, el deseo de Lacan. Por Carlos Jurado

Deseo de Cartel, el deseo de Lacan.

Carlos Jurado

“Además, es culpa de Freud haber dejado a los analistas sin recursos y, sin otra necesidad más que la de sindicarse.

Yo, por mí, procurare inspirarles otras ganas, la de ex -sistir.”

1 Una política que orienta a la Escuela.

Lacan en el Acta de fundación escribe las bases para lo que va a ser su Escuela, al inicio encontramos: “… debe cumplirse un trabajo que, en el campo que Freud abrió, restaure el filo cortante de su verdad (…) que mediante una crítica asidua, denuncie en el las desviaciones y las concesiones que amortizan su progreso al degradar su empleo.

Agrega como espera que este trabajo se efectué: “para la ejecución del trabajo, adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo.” Y formaliza los requisitos para que el cartel se constituya, cuatro es la justa medida, Más Uno. Entonces el deseo de Lacan fue que el cartel sea el órgano central para que en la escuela se lleve adelante el trabajo epistémico, también es el lugar desde donde se podría interpretar a la escuela en tanto tiene a su cargo denunciar sus desviaciones que obstaculizan su progreso. Los Seminarios y los Cursos quedan reservados para un lugar excéntrico respecto del cartel, se dictarían afuera de la Escuela insertos en lo que se llamó la extensión.

La lectura que hace Jacques-Alain Miller del plan Lacan es que no se realizó y se pregunta; “¿Por qué es irrealizable? ¿Por qué no se puede inhibir el crecimiento de los carismas ni la demanda de carisma? ¿Hay que realizar ese plan? ¿O sería un fundamentalismo el cartel? ¿Hay que modificar en algo la definición de cartel, o la práctica del cartel?” son interrogantes que deja sin responder en las jornadas de carteles del año 94 pero considero que vale la pena retomarlas porque son de total actualidad.

2 Lacan persevera.

En el año 80, después de la disolución de la Escuela Freudiana de París se produce la Fundación de la Escuela de la Causa freudiana, la coyuntura se puede ubicar en lo que el mismo Lacan escribe en la carta de disolución como los efectos de grupo consolidados que

es la repetición de lo que le sucedió a Freud con la I.P.A. Esa deriva no pudo ser refrenada por los dispositivos que Lacan invento para su escuela y devino institución, es decir Iglesia. En este punto se podría decir que el cartel como aquel instrumento que Lacan invento para situar y trabajar los desvíos no había dado todos sus frutos, ¿buscaría Lacan por otros caminos? No, persevera con el cartel, el decolge o despegue de la escuela se puede leer: “lanzo la Causa freudiana- y restauro en su favor el órgano de base…el cartel, cuya formalización, tomando en cuenta la experiencia, afino.” Cuatro más uno, un producto –escrito- propio, que no será colectivo, el más uno si bien es cualquiera tiene que ser alguien que provocara la elaboración, la permutación es necesaria para evitar el pegoteo, ningún progreso debe esperarse salvo poner a cielo abierto los resultados como las crisis de trabajo.

3 La causa Freudiana.

El vacío del lugar de la causa es lo que Lacan restaura, a condición de que esa causa sea Freudiana, tan es así que, en Caracas, su último seminario, se reconoce Freudiano, y desafía a los que los escuchaban en ese entonces, ¿serán ustedes lacanianos?.

Por ese entonces, en una carta a Althusser sitúa la diferencia entre lo real y el sentido, dice que el sentido siempre es religioso, la religión es la guarida del sentido y lo real escapa a ello, aunque esto no va de suyo. “La jerarquía no se sostiene sino por administrar el sentido” esto ya es una buena interpretación al funcionamiento burocrático de la escuela, la escuela jerárquica administra sentido y oculta lo real, Lacan dice, cuento para -ir en contra del sentido- eso con el remolino, una forma lacaniana de nombrar el cartel.

4. Usos del cartel.

Bassols en su texto “La puerta del cartel” propone “Que nadie entre aquí sin haber entrado en un cartel” me resulta mucho más apropiada esta propuesta ante otras –más universitarias- que se escuchan. Se puede corroborar como entre nosotros ha germinado esta idea, se escucha con insistencia en muchos cartelizantes que uno de sus intereses en acercarse a la Escuela, formar parte de ella de alguna manera y para muchos es la forma de dar sus primeros pasos en ese sentido.

Es interesante ya que es la posibilidad que escuchó la escuela de no dejar a esos interesados en el lugar de pedigüeños y proponerles un trabajo, que no es cualquiera: una investigación y su producto, ¡un texto que tendrá lugar para ser leído en las jornadas Nacionales de Carteles, vaya lugar!! Se puede suponer que si el producto del cartel es lo que Lacan esperaba para el progreso epistémico de la escuela, alguien recién llegado podría estar cumpliendo ese trabajo, eso me parece genial.

Entonces puede verse una variación del cartel a partir de la lectura de sus usos, desde una primera aspiración de Lacan –aquella de la centralidad epistémica- que como puntúa Miller ha fracasado, a un uso excéntrico, un uso para acercarse a la Escuela, para habitarla de manera singular, ¿sería una trayectoria certera decir que el cartel pasó del corazón a los márgenes y desde los márgenes vuelve al corazón de la Escuela? ¿Será el deseo de Lacan el que posibilita este movimiento? Estoy seguro que sí.