Ventilación Analítica y el no-todo. Por Gabriel Racki

Gabriel Racki, Christian Martín, José Lachevsky, Mariano Peiró, Ana Belén Zubillaga, Ana Laura Piovano, Eduardo Suárez.

Ventilación  Analítica y el no-todo

Gabriel Racki

Buenas noches es un placer enorme la invitación le agradezco a José Lachevsky y a todo el Directorio de la Sección La Plata por esta invitación.

 1-: El no-todo como brújula

 Las jornadas de La Plata y las noches de directorio introducen una cuestión que  no hay que tomarla como obvia.   Un término que es el no-todo, que viene de las fórmulas de la sexuación, de nombrar un modo de inscripción del ser parlante en la sexuación, lo juntan con el analista, con el psicoanálisis.  Esto es un salto, no es obvio, y ya sugiere una línea. Están investigando (me sumo a eso), y sacándole  todo el provecho a una convergencia entre analista y un modo en el que se nombra una inscripción en la vida sexuada, que no es el para todos fálico. Solo manejándonos con intuiciones primeras respecto al tema, eso suena muy bien orientado. Si el ser parlante por tendencia, podemos decir,  desde las primeras formulaciones de Freud arma una defensa contra la representación sexual inconciliable, o, en términos de Lacan podemos llamar contra el parasitismo fálico.  Es decir, que el ser parlante, habita, se estructura, se sexúa, padece, al ritmo del jaqueo del goce fálico y su tendencia a engendrar un todo defensivo. Entonces, es un corolario casi natural que se  estudie la incidencia analítica, no desde el propio espacio donde el hablante arma su defensa, sino desde la zona enigmática nombrada como no-todo.

 Si nos exigimos  permanentemente, como comunidad, renovar la posición del analista frente a los discursos contemporáneos,  suena con una lógica muy clara y muy orientada que, lo que se viene estudiando como hábitat subversivo del analista, ya sea en el revés del discurso amo, o contra la voz imperativa del superyó respecto al pseudo discurso capitalista,  nos esforcemos por acercarnos también al no-todo.  Como modo de interpelar, de poner en tela de juicio, (este es un término exacto del seminario 20,  capitulo 8) “lo que se engasta en la función Φx como tendencia de fi de x al todo”. Entiendo así este tono de investigación clínica, epistémica y política  que está proponiendo el directorio de la Plata. El no-todo subjetivamente tendrá su dimensión de delicias  así como de angustias, pero se propone indagarlo como un operador clínico y tomarlo tal vez como una brújula crucial de la ultima enseñanza para la incidencia del analista en la clínica, en la Escuela y en la polis.

2-: Algunas verdades e intuiciones primeras:

  Les propongo repasar  sesgos mínimos sobre el no-todo: a-No tomar el no-todo como moderación: para despejar  intuiciones rápidas que uno puede asociar al no-todo,  lo primero es no tomarlo como una moderación. No hay que confundir el no-todo con una versión más psicológica de moderación, de templanza, ese es un peligro muy trabajado por Jacques Alain Miller por ejemplo en el seminario “El partenaire-síntoma”. No confundir el no-todo con incompletud, con totalidad amputada, no se trata de incompletud que siempre tiene como fondo la ilusión de completud. No se trata del ejercicio de decirle a los analizantes: “no-todo, modérese, no se extralimite, no transgreda tanto, no se trata de eso”.

b-   el no-todo  implica otro régimen que la castración y el todo: el sentido analítico es otro régimen de funcionamiento. Si tomamos el funcionamiento subjetivo con el motorcito excepción-todo, como un modo de resumir varias lecciones del seminario 20, como el  parlêtre trata el uno incesante fálico, la pulsión de muerte, el empuje al uno más a través de la castración atribuida a algún agente, o efectuada por el síntoma mismo y sus efectos de falta y empuje a la” ficción todo” para defenderse. Lo que Lacan abre en Aun, es que la mujer, con su inscripción” no-toda” permite pensar en otro régimen. Son intuiciones difíciles de romper, por eso es que les propongo repasarlas de alguna forma. Miller incluso en “De la naturaleza de los semblantes” comenta el no-todo como otra cosa que la falta y enfatiza que despista si pensamos que eso es descompletar el todo. Está en juego otra cosa que la falta y sus tapones, cuando Lacan propone el no-todo, es una lógica no edípica, es una lógica que sustrae la medida que da la excepción.  Otra buena manera de Miller de decirlo en la naturaleza de los semblantes es que el no-todo implica otro baile, que el baile falo-castración. La castración calza al goce pero es un calzado que baila más o menos con el goce, es ponerle un calzado que lastima los pies, y agrega que para Lacan el sujeto femenino está mal en ese baile, no le calza. Y termina con la misma pregunta que  está promoviendo el directorio :¿hasta dónde debe discutirse la teoría analítica para ser consecuente con este nuevo régimen que Lacan esbozó? Miller así nos contagia la pregunta sobre si con este nuevo régimen no debe discutirse toda la teoría analítica probablemente. Es un tema clínico crucial, el analista cae en una tentación  transferencial inevitable, ya que somos todos humanos hechos con esa horma, la de bailar con el falo-castración. Y ante los excesos de la pulsión, tendemos a posicionarnos desde el lugar de agente de la castración. De hecho, creo que tenemos esa tensión todos los  días con cada analizante, eso le da realmente todo su relieve a la investigación sobre el no-todo. Como un modo de orientar la política del síntoma, la pregunta que uno se puede hacer es, cómo orientar esa construcción del síntoma desde un régimen propiamente analítico y no desde una reproducción del “régimen padre- agente de castración”. Tal vez, una viñeta que va a presentar Mariano Peiró nos permite dialogar sobre eso, pero podemos decirlo así: como  posición interpretativa, no es lo mismo estar atento a escuchar y plantearse desde un lugar el veto a la ficción defensiva todista ,  eso es otra cosa que plantarse desde el no y la prohibición.

c-continuidad lógica entre la” grieta de goce” y el no-todo: La otra intuición primera que proponía, la tomo también de un planteo que hace Miller en “Un esfuerzo de poesía”, en el último capítulo,  en un apartado titulado “la era post paterna.  Ya desde el Seminario libro 17 Lacan viene formulando sacarse el lastre del padre y la prohibición para orientar el lugar del analista. Allí lo que entraña una regulación es el propio funcionamiento discursivo del goce.  Hay una grieta por donde se pierde goce, que Lacan nombra como mengua, o entropía, y está en el funcionamiento mismo.  La tramitación del goce por la cadena significante tiene un efecto de repetición y agujero. Entraña una pérdida progresiva para funcionar, y no necesita de un padre que prohíba. En la última enseñanza eso es trasladado al agujero del ser hablante: a la ausencia de relación sexual. Hay una línea entre la perdida de goce  planteada como funcionamiento del discurso a la perdida por el agujero de la relación sexual , el eslabón lógico siguiente es que ese agujero implica la no relación entre el goce fálico y Otro goce si es que existiera, eso es otro hiato para el goce fálico.  La genealogía freudiana de dios así se desplaza del  padre a la mujer, en despertar de primavera la noción padre no es más que un nombre posible de la diosa blanca que permanece otra en su goce. Realmente es una línea muy interesante   para indagar el advenimiento de la categoría no-todo  :  desde lo que llama entropía de goce en el Seminario libro 17 , como un modo de tramitación de goce sin el padre que prohíba, al no-todo más ligado a la diosa blanca y al despertar a otro goce. Entonces,   así ubicamos por distintos sesgos un tratamiento del goce fálico parasitario más ligado a despertar del sueño todista, que, a la prohibición.

3-: el no-todo como operador debe ligarse al infinito.

En el complemento del capítulo 8 del Seminario 20, hay unas páginas preciosas para interrogar el no-todo y sacarle toda su potencia como operador clínico con un énfasis crucial: solo adquiere esa relevancia  asociado al infinito. Les leo nada mas un párrafo que está en la página 124 del Seminario 20, en el cual Lacan viene trabajando algo que han trabajado en la última noche, que es la diferencia entre el no-todo y la excepción. Enfatiza que ese no-todo se convierte en equivalente a la excepción solamente cuando se trata de un mundo finito, solo que podemos vernos con lo contrario, con lo infinito. “Cuando digo que la mujer es no-toda, y por eso no puedo decir La mujer, es precisamente porque pongo en tela de juicio un goce que, frente a todo lo que se engasta en la función fálica (Φx), es del orden de lo infinito”.

 Hago un comentario paso a paso de este párrafo: primero en la lógica clásica aristotélica no-todo equivale a la excepción, en ambos casos se objeta el universal todo. Lacan hace una doble discusión de estos párrafos, siempre por razones clínicas, con elementos de lógica más moderna la excepción no contradice sino que sostiene al todo. El siguiente paso es la equivalencia entre la excepción y el no-todo, es solo en el mundo aristotélico de la esfera cerrada y del conjunto finito, otra cosa es si introducimos lo infinito.  Entonces, conclusión: nos está hablando de un no-todo ligado al conjunto de lo infinito, ahí ya no es el régimen fálico del tratamiento excepción-todo. El no-todo ligado a lo infinito pone en tela de juicio un goce que se engasta en la función fálica, me gusta ese párrafo porque es un modo de subrayar la definición no-todo de un modo bien operativo, “pone en tela de juicio el goce que se engasta en la función fálica”, y luego postula para el final del capítulo que ese no-todo ligado al infinito tiene como consecuencia una existencia indeterminada. Algo así como, si nosotros decimos no todos los patos son blancos y nos piden ubicar a los patos, la respuesta del no-todo, de esta lógica del no-todo, sería: bueno no sé, estará por ahí, andará por ahí, no es necesario precisar su existencia. Entonces, ese capítulo termina Lacan diciendo en los párrafos finales que esa existencia indeterminada, es mucho más cercana realmente a lo que hacemos en la clínica, que no es analítica sino se incita a un decir con valor de verdad. El analizante debe experimentar cierto “toque de verdad” en lo que dice, pero es una verdad siempre a medias, medio dicha, no cerrada, así termina este capítulo: haciendo converger la experiencia analítica mucho más al no-todo, la indeterminación, lo que no  cierra, la verdad medio dicha y a la mujer, que a la aspiración de producir una formula algorítmica del analizante.

 Para terminar este punto y ya pasar al punto final, quiero dejar enfatizado, lo voy a “mal decir” un poco: “introduzcan un poco el infinito”, es la orientación clínica que se desprende de estos argumentos. En todo caso, si se quiere que la experiencia clínica no tome la pendiente de una aspiración filosófica aristotélica, que no se transforme en una pregunta aristotélica que vaya hacia el ser, si se quiere evitar la tendencia a asfixiarse en una burbuja cerrada y totalista del ser, introduzcan un poco el infinito… nos está diciendo Lacan en estos párrafos. Después si quieren, si le parece a Christian, por ahí puedo hacer alguna diferenciación  entre el infinito actual y  potencial, de un texto de Deleuze.

4-: ventilación afectiva:

Para terminar, este punto cuatro les voy a proponer la formula ventilación afectiva que deviene de mi dedicación de este año a Enapol,  al tema del amor, en particular el amor de transferencia, y tratar de aplicar entonces, este cuantor no-todo al amor, como fundamento del inconsciente. Lo cual lo hace mucho más humilde que cualquier idea del inconsciente como una gran estructura subyacente a develar. Entonces, la relación de transferencia es de afecto, no puede quedar achatada solamente a la reducción a una formula mínima del sujeto, ni a amar al otro por su prestigio,  ni como agente de la castración. Sino que, este amor es, lo primero que Freud captó, como lo que brota en la transferencia, en ese encuentro entre los cuerpos.  Entonces, indagamos la orientación no-todo, no solamente en relación al amor sino como un modo de repercusión sobre el cuerpo, para eso les voy a proponer tres puntuaciones finales.

En la última clase del Seminario 21, la clase 15, la del 11 de junio del 74 Lacan define el “no todismo”, usa esa expresión, que “a la mujer le queda para ella un pedazo de su goce corporal”. Aquí, el afecto no-todo en el cuerpo, continua unos párrafos después, “una mujer conserva un poquito más de ventilación en sus goces, está menos ahuecada, que esa relación al inconsciente que tiene el hombre”. En la misma clase había definido la relación del hombre con el inconsciente como hecha de un saber disarmónico, parasitario, fastidioso, que extiende sus raíces lejos del cuerpo, y culmina esta última clase con la explicación conocida que “quien no está enamorado de su inconsciente yerra”. Ahora, llegamos a esta definición sobre el amor al inconsciente como enamorarse de un inconsciente menos ahuecado. Eso ventila el parasitismo fálico, es una manera de decir, la experiencia del inconsciente no es solo el tono  purísimo de revelar una verdad, está acompañada de afectos. Ya sabemos que afectos muy angustiantes pero también de un goce, o regocijo, cuando logra ventilar un poco el todo fálico.

Seminario 24 dos puntuaciones muy breves, una es de “palabras sobre la histeria” clase del 26 de febrero del 77, donde Lacan hace otra definición bien humilde de la práctica “la cuestión es saber si, sí o no el afecto se ventila con palabras,  si algo sopla con esas palabras, que vuelve el afecto inofensivo, es decir, que no engendra síntomas”.  Entonces, fíjense cuando se separa un poco de las pretensiones de equiparar las práctica analítica con la ciencia, la definición simple y humilde que queda. La práctica consiste en ventilar el afecto con palabras para que no engendre síntomas. Más adelante dice en esta misma clase “lo que nuestra practica revela es que el saber inconsciente tiene una relación con el amor”. Entonces nuestra práctica no revela ningún gran tesoro reprimido, apenas revela una relación de amor con el saber inconsciente. Entonces ventilar el afecto de las palabras, es que, en lugar que las palabras engendren síntomas, como una pura maquinaria de sustitución  pulsional, las palabras se orienten a una relación de amor al saber inconsciente”.

 Finalmente, en la  anteúltima clase del Seminario 10 de mayo del 77  “lo imposible de aprender”,  da un paso más para precisar esa relación de amor al saber inconsciente. Ahí, van a encontrar que Lacan retoma fuertemente lo trabajado en el Seminario 20 del inconsciente como enjambre de unos.  Un desierto, como · un paquete de unos”  que no se dirigen al Otro, sino que afectan el cuerpo ¿Cómo de ellos se engendra un saber? esa es la pregunta que se está haciendo Lacan en esa clase. Cómo de un paquete de unos que afectan el cuerpo, cómo se engendra un saber, dice ahí. Entonces viene la frase equivoca que le da el título al seminario “lo no sabido que sabe es el amor”, el amor entonces aparece definido como lo que arma una ligazón de saber de lo que son unos solos, no es el amor dirigido al Otro, acá lo enfatizado.  Es el amor como una chispa que enciende una ligazón de saber a partir de los unos solos. Eso produce un “sentimiento de Uno dice Lacan ahí, donde hay pura multiplicidad y enjambre. Hélène Brousse lo comenta esto mismo “como una energía del cuerpo sin localización que capta al ser hablante como uno en su existencia global”, esto está en la página 236 de “Lo femenino”. Entonces, la práctica al psicoanálisis aquí, no sitúa el amor ni por amor al Otro que sabe, ni por amar al agente de castración, ni como un agregado o algo más estructural que el amor. El inconsciente mismo como saber equivale al amor, eso también puede designarse como ventilación, “es un invento no todista, porque no tiene como fondo un saber todo previamente inscripto en algún Otro y porque repercute como goce en el cuerpo, el goce o entusiasmo de inventarse algo, al mismo tiempo que se veta algún universal.”

 Entonces, para terminar, el esfuerzo de pensar el psicoanálisis en la era de  declinación del semblante paterno, o de lo que Miller llama época de “Un-dividualismo moderno” (neologismo en contratapa del Seminario 19),  implica también dejarse llevar por este esfuerzo de Lacan de acercar la praxis a un inconsciente que no es una estructura previa, inscrita, de lenguaje, ni estructurada por el Edipo. Sino que el inconsciente es el amor de inventarse algo con el analista, es el amor como el goce de ese invento, a partir de los traumas de la lengua. Un invento no todista más ventilado para vivir y enlazarse al Otro de un modo un poco más satisfactorio.